“El acto poético como expresión límite de lo inefable”, revista especializada en poesía “Cuadernos del matemático”, número 50, junio de 2013
La teoría del ángel en lo poético hace referencia a lo utópico. La figura del ángel se constituye aquí en metáfora de la espera, de lo que está por llegar, del cambio, del bamboleo mágico del corazón, de lo anhelado por los que aún creen en la imaginación y la dignidad del ser humano. Lo poético y la utopía son una misma cosa. La utopía sólo puede crecer en las entrañas de lo poético, entendiéndolo en su sentido más extenso, no únicamente como poesía: ese posicionamiento ante la existencia que conlleva el disfrute de los otros, también de lo Otro en mayúsculas (el mundo que nos rodea, la naturaleza, el cosmos) ser un buen antepasado, que diría Murray Gell Mann, cuidar de la lluvia y de la tierra, practicar el acercamiento de igual a igual a quienes nos rodean, esa aventura de indagar en los ojos de otro ser humano, la valentía de sentirse vulnerable ante un abrazo o frente a un crepúsculo. La utopía sólo puede crecer en las entrañas de lo poético, decíamos, de la misma manera que la poesía, como una de las manifestaciones más bellas de lo poético, sólo puede cabalgar a lomos de lo utópico. La utopía es distanciamiento de la realidad, extrañamiento respecto a ella, como única manera de tomar perspectiva crítica desde la que poder abordar cambios, movimientos, emociones y conmociones, despliegues y repliegues. Ese extrañamiento, sí, que nos permite el encuentro con nosotros mismos lejos de convencionalismos, estándares, dogmas y tendencias. El encuentro con la ardilla inquieta que nos habita y nos recorre y a quien habitualmente obviamos, la fusión con la piel reinventada de los pálpitos. Ese encuentro que parece producir miedo y pudor a partes iguales, una intensa inquietud ante la posibilidad de que ciertos status y clichés se nos vengan abajo y quedemos torpemente ateridos, con nuestra condición de humanos al desnudo. Desnudez e intemperie que nos aportan, precisa y felizmente, el grado de ingenuidad (etimológicamente ingenuo significa “nacido libre”) para sentirnos recién paridos a cada instante.
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